Por Abel Gilbert
Un 52,9% de los argentinos son pobres, según cifras oficiales: 24,3 millones de personas. En diciembre, cuando asumió el ultraderechista Javier Milei, eran un 13% menos. El anuncio del el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) provocó estupor social con la excepción del Gobierno. El portavoz presidencial, Manuel Adorni, consideró a los números como alentadores porque todo podría haber sido peor. «Hubiésemos entrado en un mar de pobreza absoluta en la Argentina si no se evitaba la hiperinflación», dijo. La predilección de Milei por las cifras falsas encontró en su principal comunicador una confirmación. El anarco capitalista, con su política de choque y la devaluación del 118% de la moneda nacional, evitó que la pobreza escalara al 95%. El peronismo, remarcó, había dejado «la peor herencia de la historia».
El 66,1% de los niños y adolescentes de hasta 14 años son pobres. En esa categoría entran a su vez el 60,7% de los jóvenes de entre 15 y 29 años. Según el INDEC, 8,3 millones de argentinos son indigentes y no tienen el dinero mínimo para comprar la comida que garantice la subsistencia en un entorno recesivo.
La medición del INDEC se realizó entre fines de 2023 y junio, con una inflación entonces acumulada de 79,8%, y que, si se computan los meses de julio y agosto, ha llegado al 94,8%. En la norteña provincia del Chaco, a 935 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, donde Milei ganó en el segundo turno con el 50% de los votos, en noviembre pasado, la pobreza azota al 76,2% de su población. En tanto, en la capital argentina, el distrito donde se concentra el mayor poder adquisitivo del país, escaló al 23,1%, mientras que en la populosa periferia, habitada por más de siete millones de personas, ascendió al 59,7%.
El INDEC informó que durante el primer semestre la actividad económica cayó 3,2%. La OCDE proyecta un derrumbe del 3% del PIB a lo largo de 2024.
Números peores
La estadística oficial suele correr siempre detrás de la que ofrece el Observatorio de la Pobreza de la Universidad Católica que, en su última medición la calculó en 55%. Se espera que el próximo informe arroje información más inquietante que la del INDEC.
Aunque las encuestas registran un creciente malestar con las acciones del Gobierno (solo el 35% de los argentinos está conforme con la marcha de la economía), un enojo agravado por el veto presidencial a una mejora de 15 euros a cada pensionado, el Gobierno está convencido de que la sociedad comprende la naturaleza de la amarga medicina que bebe desde hace casi 10 meses y que no se vislumbra en el horizonte la posibilidad de un estallido social. Los que ocupan las calles, señalan las autoridades, son sectores minoritarios.
Semanas atrás, el papa Francisco criticó en términos inusuales a la administración Milei después de las escenas de represiones a los pensionados que reclamaban mejoras en las calles. «La Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad… en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta«, dijo y además advirtió: «si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación».
La ultraderecha cruzó al pontífice al punto de calificarlo de «ignorante», como hizo el diputado Luis Spert.
«La gente votó al presidente diciendo que su principal objetivo era bajar la inflación ordenando la macroeconomía. Y siempre dijimos que 2024 iba a ser peor que 2023«, dijo también Adorni sobre la información del INDEC. Y añadió: «A la Argentina la han despedazado y reconstruirla lleva tiempo y lo marca la historia, al margen de que, repito, recibimos una Argentina en las peores condiciones históricas que se pudo recibir un país».
El portavoz recordó que desde que comenzó la era Milei se incrementó la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar que se otorgan a los sectores sociales más desprotegidos un 374% y un 138%.
Fuente: Faro de Vigo