Uno de cada cuatro inquilinos dejó su vivienda por la imposibilidad de pagar el alquiler

De acuerdo con Inquilinos Agrupados, el año 2024 estuvo marcado por una grave crisis habitacional, donde la desregulación favoreció al mercado inmobiliario mientras los inquilinos enfrentaban serias dificultades. «El sector inmobiliario celebra, mientras que la mitad de los inquilinos ha tenido que recortar gastos en alimentos y salud», afirmó Gervasio Muñoz, titular de la asociación, en una entrevista con Radio Universidad de la UNLaM.
Muñoz destacó que el Gobierno otorgó al mercado inmobiliario un control total sobre las condiciones de alquiler, exacerbando los problemas. Según un informe reciente de la organización, uno de cada cuatro inquilinos argentinos se vio obligado a abandonar su vivienda debido a la imposibilidad de pagar el alquiler, que según datos del INDEC aumentó un 240%. Este fenómeno fue calificado como un «desalojo económico impulsado por la fuerza del mercado», sin señales de mejora en el horizonte.

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El titular de Inquilinos Agrupados denunció que actualmente los contratos de alquiler son más cortos y se ajustan a la inflación cada tres o cuatro meses, una situación que ha generado una crisis habitacional profunda y silenciosa. «Es un drama que ocurre en la intimidad de las familias, sin que el Estado ofrezca herramientas para garantizar el acceso a la vivienda», explicó.

Muñoz subrayó que este avance del mercado sobre la vida cotidiana cuenta con el apoyo de sectores que, paradójicamente, están entre los más afectados, como aquellos que no pueden acceder a una vivienda propia.

Mercado versus regulación

Este problema se presenta en todo el país, aunque es más grave en la región de la Patagonia, donde el suelo está altamente privatizado. En contraste, en el Norte del país, la situación es menos crítica debido a un menor nivel de privatización y una proporción más baja de inquilinos.

Posición dominante

El decreto 70/23, aún vigente, otorga al mercado inmobiliario una posición dominante. «Nos preguntamos por qué las personas deben mudarse cada dos o tres años y por qué el alquiler representa una parte tan significativa de los ingresos familiares. Tener viviendas en alquiler no debería ser un negocio, y los contratos no deberían tener fecha de finalización», concluyó Muñoz. 

(InfoGEI)Ac

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