El Ministerio de Economía, liderado por Luis Caputo, decidió no implementar los incrementos previstos en las tarifas de luz y gas, ni ajustar el impuesto a los combustibles. Este impuesto iba a incrementarse un 115%, con un impacto del 18% en los precios en surtidor.
El objetivo de estas medidas es evitar presiones adicionales sobre el costo de vida, permitiendo así un alivio para los hogares que han experimentado una significativa pérdida de poder adquisitivo. Esta decisión también toma en cuenta el mayor consumo de energía durante el invierno.
La medida, en principio se aplicará solo para las tarifas de julio, con el propósito de no agregar más leña al fuego que, como diera cuenta InfoGEI una semana atrás, el costo total de la canasta de servicios públicos desde diciembre de 2023 aumentó un 365%.
A comienzos de este mes, el Gobierno modificó los topes máximos de consumo subsidiado y las bonificaciones sobre los precios mayoristas de electricidad y gas para usuarios de ingresos bajos (N2) y medios (N3), de acuerdo al Período de Transición establecido por el Decreto N° 465/24. Esta medida inicia un proceso para transitar de un régimen de subsidios generalizados a uno focalizado, donde los usuarios podrán conocer el costo real de la energía y el gas, así como la asistencia estatal basada en su capacidad de pago.
Tomando una factura promedio con un consumo de 250Kw, los aumentos ahora postergados, eran:
N1 (ingresos altos): De $24.710 a $30.355 (23% de aumento), abarcando 1,5 millones de hogares.
N2 (ingresos bajos): De $6.295 a $12.545 (99% de aumento), comprendiendo 1,9 millones de usuarios.
N3 (ingresos medios): De $6.585 a $16.850 (156% de aumento), cubriendo 1 millón de clientes.
En cuanto al gas, tampoco habrá aumentos en los consumos de julio, por lo que los usuarios pagarán lo mismo que en junio, siempre y cuando mantengan el mismo consumo. Se había establecido previamente un aumento del 9,2% para el segmento N1, del 33% para N2 y del 10% para N3.
(InfoGEI)Ac