Escenarios de lagunas, llanuras, sierras e historias se derraman sobre el amplísimo paisaje bonaerense. Con experiencias rurales, entretenimiento y arquitectura alegórica, nos sumergimos en un viaje bueno, bonito y bonaerense hacia Chascomús y Benito Juárez.
Pago colonial con una viva identidad afro
Los pueblos originarios, en su lengua pampa, bautizaron como «agua muy salada» a la laguna de Chascomús: 800 kilómetros de espejos de agua encadenados que forman el sistema lacustre del río Salado. Recorrer y rodear su costanera alimenta el espíritu con aire puro y aromas de campo.
Desde el muelle de pescadores Domingo Cazaux con su extensa escalinata, se puede disfrutar de atardeceres impactantes y largas charlas.
Un pintoresco casco histórico, con alucinantes construcciones coloniales y calles empedradas, permite sumergirse en siglos pasados. La Plaza Independencia se enfrenta a la casa de Vicente Casco, una gran infraestructura construída para proteger a su familia de los malones. La Catedral, el Palacio Municipal y el Club de la Pelota son otras monumentales edificaciones que rodean este espacio verde.
A una cuadra de allí, en un local del año 1888 que supo funcionar como almacén de ramos generales nació el Bar Viejo Vizcacha -IG: @viejovizcachachascomus-. «Ofrecemos todo tipo de productos regionales, chorizos, quesos, mieles, escabeches, dulce de leche, alfajores, cervezas artesanales. Tenemos vinoteca donde, continuamente, organizamos catas de vino», detalló su propietario, Luis Emilio Seillant, que abre sus puertas de lunes a lunes de 10 a 13 y de 17 a 22; y sábados y domingos de 10 a 13:30 y de 17 a 22:30.
La Capilla de los Negros, un símbolo y legado histórico que lleva al presente un pasado de terratenientes y esclavos, fue construida por la comunidad afro con adobe y pisos de tierra, luego de quedar libertos.
El circuito se completa con la casa del ex presidente Raúl Alfonsín, quien nació y se crió en este municipio; el Museo Pampeano, que reproduce una antigua casa de postas de Mensajerías Argentinas; y el Parque Libres del Sur, con exuberantes arboledas.
Refugios y travesías en tierras mineras
En tiempos del Imperio Pampa, los pueblos originarios protegían sus tierras y con los malones enfrentaban a los pioneros. Así se originó el partido de Benito Juárez.
Su amplio territorio incluye a la antiquísima región serrana de Tandilia, rodeada de colores y refugios escondidos entre las rocas; y extensas llanuras atravesadas por arroyos y lagunas.
Circuitos históricos y culturales convocan a travesías alucinantes. Los Pueblos Turísticos Barker y Villa Cacique presentan una gran historia minera, entre las que aparece el icónico bar El Cacique. Su nombre homenajea a las comunidades originarias de la región y sus colecciones patrimoniales, arqueológicas y paleontológicas invitan a un viaje en el tiempo.
«Combinamos degustaciones de comidas caseras y picadas artesanales con historias y objetos de antaño», aseguró Juan Bartel, a cargo del emprendimiento.
Valeria, hija de Juan, lo acompaña en la conservación del patrimonio. «Nuestras colecciones movilizan a quienes nos visitan porque nos trasladan a otras épocas», afirmó.
Construcciones y objetos antológicos, gastronomía criolla y paisajes exuberantes asombran a las personas que eligen visitar los municipios de Chascomús y Benito Juárez.