
Luego de la carta de la expresidenta que lo responsabilizó por la derrota del peronismo, Axel Kicillof reunió a más de 40 intendentes.
El peronismo bonaerense vivió este viernes otra jornada de reacomodamientos internos. Tras la dura carta de Cristina Fernández de Kirchner, en la que responsabilizó a Axel Kicillof por la derrota electoral y calificó el desdoblamiento provincial como un “error político”, el gobernador reunió a más de cuarenta intendentes en el Parque Pereyra Iraola. Allí, los jefes comunales expresaron un respaldo explícito al mandatario provincial y defendieron la estrategia que separó los comicios bonaerenses de la elección nacional.
“El balance fue muy positivo. Ganamos en 107 de los 135 municipios y se sumaron 34 bancas en la Legislatura”, resumió el intendente de La Plata, Julio Alak, al término del encuentro, que se extendió por más de tres horas en “La Casona”, el predio del Ministerio de Desarrollo Agrario.
Se dieron cita unos cuarenta jefes comunales kicillofistas y varios altos funcionarios del riñón del Gobernador, entre ellos los ministros Javier Rodríguez (anfitrión, por ser el titular del MDA); Carlos Bianco, de Gobierno; Andrés Larroque, de Desarrollo de la Comunidad; Javier Alonso, de Seguridad; Gabriel Katopodis, de Infraestructura; Pablo López, de Economía; Walter Correa, de Trabajo, y Jésica Rey, de Comunicación, así como la jefa de asesores, Cristina Álvarez Rodríguez; el titular de la Agencia de Recaudación Buenos Aires (ARBA), Cristian Girard; la asesora de la Unidad Gobernador, Mara Ruiz Malec; el presidente del Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires (IVBA), Agustín Simone, y el asesor general de gobierno, Santiago Pérez Teruel. De los intendentes, no faltó casi ninguno, incluido el Jefe Comunal de General Paz, Juan Manuel Álvarez. Solo se ausentaron Jorge Ferraresi, de Avellaneda, y Gustavo Barrera, de Villa Gesell.
No enredarse en una interna
Por su parte, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, señaló que Kicillof “pidió a los ministros y los intendentes que no nos enredemos en ninguna discusión interna”, al afirmar que “tenemos solo un adversario que es el presidente y sus políticas, y ahora se sumó un adversario más potente que es (Donald) Trump”.
También sostuvo que en la reunión “se trataron los lineamientos generales del Presupuesto y la necesidad que tiene la provincia luego de dos años sin esa herramienta, sin ley de financiamiento ni ley fiscal impositiva”.
“La provincia tiene la necesidad de contar con estos instrumentos para llevar adelante sus políticas en este contexto tan ruinoso que estamos viviendo”, añadió.
La reunión estuvo marcada por el enojo generalizado con el cristinismo. En los grupos de WhatsApp que comparten funcionarios bonaerenses circuló desde temprano una idea que luego se repitió en los pasillos del encuentro: “Hacerle la guerra a Axel es ser funcional a Milei”. Desde el entorno del gobernador afirmaron que la carta de Cristina “no sorprendió” y que “repite argumentos amañados” que no se corresponden con la realidad. “La estrategia de septiembre funcionó, la de octubre no”, insistieron.
Alak indicó que la carta de Cristina Kirchner “no fue motivo de análisis” y afirmó que en las elecciones de octubre “se alcanzó un empate con La Libertad Avanza (LLA)”.
“El balance general fue muy positivo, con las dificultades que siempre hemos tenido en las elecciones legislativas”, acotó.
Kicillof: «No hay tiempo para autopsias»
El propio Kicillof evitó responder en público a la expresidenta, pero envió un mensaje claro hacia el interior del oficialismo. “No hay tiempo para autopsias”, planteó ante los intendentes, en un intento por cerrar la discusión y concentrarse en los desafíos de la gestión. Según trascendió, pidió a sus ministros y a los jefes comunales “no enredarse en discusiones internas” y “poner el foco en los problemas reales de la provincia”.
La tensión entre el gobernador y el kirchnerismo se agravó tras los comicios, cuando Cristina apuntó directamente al desdoblamiento electoral y sostuvo que esa decisión “reagrupó al voto antiperonista”. Para los intendentes, sin embargo, la medida fue clave para blindar sus distritos y evitar que la campaña nacional arrastrara hacia abajo a las gestiones locales. “Separar las elecciones permitió defender los concejos deliberantes y la Legislatura”, explicaron cerca de Kicillof.
Algunos intendentes incluso fueron más allá. “La gente no quiere más a La Cámpora, no la quiere a Cristina ni a Máximo”, lanzó el intendente de Salto, Ricardo Alessandro, sintetizando un malestar que, aunque pocas veces se admite en público, atraviesa a buena parte del peronismo bonaerense.
Mientras tanto, en La Plata aseguran que el gobernador busca dejar atrás la disputa y enfocarse en el futuro inmediato. La reunión en Pereyra Iraola también sirvió para repasar los principales puntos del proyecto de Presupuesto 2026, que será enviado a la Legislatura en los próximos días. “La provincia necesita volver a tener ley de financiamiento y ley impositiva después de dos años sin esas herramientas”, remarcó el ministro de Gobierno, Carlos Bianco.
Kicillof considera que el 41% de los votos que obtuvo Fuerza Patria en septiembre “fue un buen resultado para una elección de medio término”, teniendo en cuenta los antecedentes históricos del peronismo en la provincia. Por eso, su entorno interpreta que el documento de Cristina no busca un debate técnico, sino disciplinar políticamente al gobernador y reposicionar a su sector dentro del peronismo.


















