
Desde un tiempo a esta parte en la vida de nuestra comunidad irrumpió de manera intempestiva y a fuerza de acciones solidarias, el nombre de una persona que empieza a correr de boca en boca y, por ende, a cobrar más interés en todos los vecinos del Distrito: Guillermo César Lombardo, su historia de vida, su vínculo con Ranchos y sus pasiones resulta atractiva e interesante, los invitamos a recorrerla:
Nacido un 10 de junio 1981 en la Ciudad de La Plata, hijo de madre Ranchera, Marta N. Robledo y padre Platense Guillermo C. Lombardo. “Ellos se habían conocido acá en Ranchos, en el boliche Bohío, mamá era hermosa y el viejo tenía una facha terrible, yo salí feíto” (se ríe). Suele decir “lamentablemente uno no elige donde nacer… pero sí, a dónde pertenecer… Yo pertenezco a Ranchos desde que tengo uso de razón”, sencillamente porque el arraigo te lo genera el lugar dónde pasaste los días más felices durante la infancia y adolescencia.
“A mi compañera de vida (Paula), cuando nos conocimos, le hablaba tanto de este lugar, con tanto amor y nostalgia, que se terminó enamorando ella también, tal es así que ahora este no es sólo nuestro lugar en el mundo, sino el de nuestros hijos”, cuenta Lombardo.
Los recuerdos vividos en la casa de su abuela materna con “La Pichi” (perrita mestiza), en esa casa humilde, pero mágica, con cocina a leña, donde el aseo personal se hacía en un fuentón de chapa. Esas cosas lo marcaron tanto, que hizo de esta localidad su hogar.
“Durante mi infancia, para mí, Ranchos era Disney. Desde el 27 de diciembre hasta una semana antes de empezar las clases, todas mis vacaciones eran acá. Por eso, además de mis tíos y primos, también conservo amigos de esa época, en la que jugábamos, salíamos a bailar o nos juntábamos en una casa. Acá era libre de verdad, acá siempre era feliz”, rememora.
Esa infancia y adolescencia que tanto lo marcaron, no siempre fueron fáciles, su vida estuvo plagada de desafíos y situaciones muy complicadas, que a base valores recibidos, amor, coraje y sacrificio, pudo encausar. Todo comenzó cuando con tan sólo 16 años tuvo que vivenciar el fallecimiento de su madre: “fue un 21 de septiembre de 1997, estábamos en una fiesta, ella se descompensó, la cargamos en un auto, y a la altura de City Bell vi su último suspiro, muerte súbita, se murió literalmente en mis brazos… sentí que se me terminaba el mundo, me sentí desprotegido. Si bien tenía a mi padre, él no estaba en condiciones de hacerse cargo, era alcohólico, se estaba recuperando de esta adicción y justo fallece mamá. El viejo no pudo con la tristeza, y ahí se rindió”.
“Sufrí muchas carencias, lamentablemente pasé por situaciones que no se las deseo a nadie. Sé lo que es no tener para comer, tuve hambre y conozco esa sensación desesperante de estar un tiempo largo sin nada en el estómago, sin dudas, lo peor de lo peor”, sentencia Guillermo al recordar la época más difícil de su vida. Pese a eso, terminó la secundaria con un promedio muy alto, y comenzó la facultad.
Inicios en la militancia y “vuelta a la vida”
Con sus 18 años a cuestas, empezó a experimentar lo que hoy es su gran pasión, la militancia política, empezó a leer en la Biblioteca de la Plaza Dardo Rocha de la ciudad de La Plata y conoció a muchísimos compañeros con los que mantiene vínculo hasta el día de hoy.
Luego y con tan sólo 19 años junto con su novia de la facultad, fue padre de Tobías, uno de los amores de su vida: “le di lo mejor de mí, tanto a él como a su mamá. Éramos muy chicos, pero nos hicimos cargo como correspondía. Hoy Tobi es un adulto responsable, a punto de recibirse de Licenciado en Informática, es buen hijo y buen hermano, por eso puedo decir que lo hicimos bien”, considera, satisfecho.
Los problemas y desafíos, en su vida siguieron apareciendo, lejos de enderezar el curso normal de su vida, más bien muy por el contrario siguieron empantanándose. Luego de separarse de la madre de su primer hijo, se fue de su departamento familiar, a vivir en una pensión de mala muerte, “en ocasiones me bañaba en la sede del Club Gimnasia y Esgrima La Plata porque me conocían, ya que fui jugador del club desde infantiles hasta 6ª división. Conozco absolutamente todas las miserias de la calle, pero jamás experimenté nada que tuviera relación con esos flagelos, soy sano en todos los aspectos, pero te aseguro que los vivencié y los conozco, aprendí los códigos que ahí se manejan, esa universidad callejera, es la que más me enseñó y de la que más aprendí”, subraya.
Según él, su vida dio un giro de 180° cuando conoció a su compañera, su esposa, su amor eterno, a Paula, la madre de sus otros dos hijos: Bautista y Franco, los otros amores de su vida.
“Ella me rescató, me aceptó, me acompañó y aconsejó en todas mis decisiones, y no solo es así conmigo, sino con todo el que la rodea, eso sí no le falles, no le juegues mal y no recomiendo enfrentarla, tiene mucho carácter, mucha personalidad y no le teme al intercambio, no se resigna ante nada y ante nadie. Ella es la que manda, y yo obedezco”, puntualiza entre risas.
“15 años de mi vida los trabajé en el sector privado, mi laburo me llevó a conocer toda la ciudad de La Plata, Ensenada, Berisso, todo el Conurbano Sur y todo el Oeste… viví en Morón un año y medio, las conozco porque las pateé, y sobre todo conozco los sectores más carenciados de esos lugares. Recién a los 30 años entré al sector público (actualmente se desempeña en Arba: la Agencia de Recaudación de Impuestos de la Provincia de Buenos Aires). Creo que todos, antes de entrar a trabajar en la administración pública, debemos trabajar, al menos 10 años, en el sector privado, no importa en dónde. Hoy noto en la sociedad, en general, que se indigna cuando ven que solo tienen estabilidad aquellos que se perpetúan en el sector público, y muchísimo más cuando son familia enteras las que viven del Estado, y se pasan la posta de generación en generación, mientras que aquellos que arriesgan, apuestan, dan trabajo y pagan impuestos en el ámbito privado, deben reducir ganancias, despedir personal, se funden o cierran; y sobre todo hoy en día producto de las políticas públicas que se generan desde el ámbito Nacional. No sé si comparto del todo esa visión social que hay sobre lo público y lo privado, pero es lo que percibo en el día a día”, analiza Lombardo.
Sus pasiones…
Se define como un obsesivo de la política, no tiene ningún vicio, pero lo que si lo desvela son sus tres pasiones, su familia, la política y SU CLUB (como lo define, así en mayúscula), EL LOBO, Tripero de alma.
En el ámbito político “el Poder que más me atrae, es el Legislativo, me quedo hasta la madrugada desvelado, tomando apuntes, leyendo, averiguando, escribiendo ideas para mi Pueblo, que nos mejoren la calidad de vida”, explica, agregando que “cuando me ven dando vueltas por el pueblo con el auto, sepan que estoy desarrollando una idea… no paro un segundo, pregunto, me vinculo con legisladores nacionales y provinciales y con Concejales de otros Distritos, y de todos los espacios políticos”, mientras despliega sobre la mesa del comedor todas las carpetas y libros con apuntes de discursos, ideas y proyectos en los que ha trabajado, todos relacionados con la política.
Afirma que busca la posibilidad, desde el espacio que representa, de ocupar ese lugar por el cual se viene preparando hace tantos años: “Estoy apto, me preparé, no sé si bien o mal, eso se demuestra en el recinto, sesión a sesión; pero tengo la intención, la voluntad. Milito desde los 18, y hoy con 44 recién cumplidos, me siento con la capacidad de poder asumir esa responsabilidad, porque estudié, porque estoy dispuesto a estar en el barrio con los vecinos, escuchándolos, tocándoles el timbre para acompañarlos. A mí no me van a ver encerrado en una oficina, yo no soy un burócrata”, se defiende, refiriendo que “en mi caso tengo más de 15 proyectos escritos. Tal vez no sirvan todos, pero los pensé, los evalué y los redacté, están a disposición de cualquier espacio político, porque si algunos de esos llegan a servir, y son viables para mejorar nuestra calidad de vida, no tienen dueño. No hay que cobrar regalías por derechos de autor, son del viento, no me interesa colgarme ninguna ‘cucarda’ (premio-trofeo). El bienestar general es lo que busco, y que quede en claro que lo poco o mucho que pude gestionar, y darle a la gente de mi comunidad lo conseguí de aportes privados, ya sean de Fundaciones y Empresas, o Empresarios que me conocen, y están dispuestos a responder cuando acudo en su ayuda. De esta manera evito que alguien diga: ‘Este hace beneficencia con la nuestra’.
“Por otro lado, en lo personal, considero que si alguien consigue recursos públicos disponibles, y lo trae para su Pueblo, lo celebro. Particularmente como familia somos muy críticos, cuando alguien expone en las redes a una familia humilde, en una foto o video, recibiendo una caja de alimentos, o similar, para alguna fecha en particular, consideramos que no es necesario. Esa familia sabe de qué necesidades básicas carece, como para que encima se exponga por las redes, y usar eso como propaganda. En mi caso hago política porque no me da lo mismo ver a alguien que sufre, con hambre o en situación de calle, me hierve la sangre, son cosas que me tocó vivenciar, y no las tolero, mucho menos de los niños, de los discapacitados, de nuestros adultos mayores y embarazadas, esos deben ser los únicos privilegiados”, resalta Lombardo.
“Todo el mundo que me conoce sabe dónde vivo, cómo vivo y de qué vivo; nuestra casa es alquilada, y es una casa de puertas abiertas: acá se hacen reuniones, charlas, debates, cualquier día y a cualquier hora. Por supuesto que la política me ha traído disgustos, amarguras, sinsabores y tristezas: cuesta que te vengan de frente y te digan lo que piensan de vos. En esto, lamentablemente hay muchísima hipocresía, y más de los propios que de los adversarios, encontrándome con excusas o relatos carentes de fundamentos a la hora negarme una participación representativa dentro de mi comunidad. Pero tengo la convicción de que mi objetivo lo voy a cumplir igual, de alguna u otra manera. Seguiré trabajando, seguiré estudiando, me seguiré preparando, seguiré redactando, y por sobre todas las cosas seguiré colaborando desde donde pueda, con mi comunidad, haciendo lo que más amo en la vida, y en nombre de Marta (su mamá)”, promete Guillermo Lombardo.
